El opositor


Este opositor era el típico con algunas buenas ideas, pero fácil de corromper. Desde el principio, criticó todas las medidas que implantaba el presidente con aparente sensatez. Sin embargo, una vez en el poder, no fue capaz de renunciar a muchas de ellas. "Yo no me merezco menos que él", se dijo a sí mismo cuando llegó el momento. "Eso ya estaba así", "¡me encanta el caviar!". No le faltaban excusas... De las primeras cosas que no quiso cambiar fue una ley electoral ingeniada para beneficiar a ambos. Y de nuevo en la oposición, consciente de que no podía dar propuestas sinceras, su tarea se redujo cada vez más a criticar. Aparentar indignación por los abusos, para luego disfrutar de los privilegios.
 
                    

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